- 03 de mayo de 2024 -
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La inseguridad en Barrancas no para: esta vez robaron por un valor de 20 millones de pesos a un taller

2024-02-13 |

Más de veinte millones de pesos en herramientas y materiales robaron en un taller de la localidad de Barrancas; si la víctima no recupera lo que le robaron tiene que cerrar el taller. El señor Daniel Sara ha sido víctima de este enorme problema que aqueja a toda la localidad de Barrancas; un pueblo que se ha convertido en un pueblo triste y totalmente desamparado. 

Barrancas pareciera sufrir el síndrome de Estocolmo, porque el pueblo cada día está peor y, sin embargo, las elecciones son un trámite. La contradicción que envuelve a la localidad de Barrancas podría ser un caso de estudio en cualquier universidad donde se enseñe la carrera de Ciencias Políticas.

¿Cómo se explica que los vehículos se destartalen por las calles destrozadas, que los robos sean moneda corriente, y la gente siga enamorada de un sujeto que pronuncia palabras como "haiga" "cubija"?

Hay que reconocer que es un hombre disruptivo, que rompe con todo lo que se considera apropiado para un perfil presidencial y no le hace falta presumir de ninguna virtud. No le hace falta hacer nada para que el pueblo sea pujante, porque no lo necesita para ganar las elecciones. Mientras peor está el pueblo, gana con mayor márgen. Es un caso único en el mundo. 

Tras la ausencia de políticas locales que aporten seguridad en Barrancas, un grupo de vecinos se organizaron para colaborar y aportar un grano de arena en este aspecto. Pese a la preocupación y ocupación de una gran cantidad de vecinos que voluntariamente y ad honoren se han organizado para contribuir en la seguridad local conformando el Concejo de Seguridad local, no han podido aportar una solución en la vida cotidiana de los vecinos, ya que los robos van en aumento. 

La responsabilidad de la seguridad local es de la comuna de Barrancas que nuevamente muestra una displicencia fenomenal en cuanto a semejante flagelo que afecta directamente las vidas de cada una de las personas que habitan el pueblo. Los robos ya se han normalizado, entre otros asuntos que podrían escandalizar a cualquiera que de repente observa el pueblo con un poquito de perspectiva. Ese efecto de normalización es lo que hace que la historia se repita una y otra vez. Con cada noticia parece haber una efervescencia que en poco tiempo se disipa y, esa sensación de aceptación de la decadencia es la que el poder quiere y necesita para perpetuarse. Este círculo vicioso hace que el pueblo sea cada día un poquito peor. 

El líder comunal conduce el destino de la localidad desde una plataforma de total impunidad, donde pareciera que la virtud pasaría por el lado del desparpajo y la inconciencia; lo maravilloso es que nada lo hace tambalear; porque el piso de su electorado supera el 50% ¿Pará qué se va a mover? Si la gente lo vota con estos resultados, ya está. Una realidad que disuelve la ingenuidad de cualquier persona que sueña con un pueblo que tenga un proyecto virtuoso, donde abunde el progreso y el trabajo; y donde la seguridad está allí donde la gente la necesita. 

Estas palabras son arena en el viento; no hacen otra cosa que hacer pensar por un momento y nada más; esto es lo más triste, la inmutabilidad, la anestesia total, el modo zombie. Pareciera que estamos inmersos por una bruma; una naturaleza anulada, como si fuéramos víctimas por un poder ejercido minuciosamente, artísticamente, que domina el arte de la guerra y la manipulación de tal modo que anula por completo la capacidad de resistir ante el arrebato de los sueños de poder vivir en el pueblo donde naciste; porque la inseguridad te echa hacia otro lugar. 

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